Las patentes, un reto para la industria farmacéutica

El mundo de la medicina y, en concreto, el de la industria farmacéutica, es un mundo en el que la innovación y los descubrimientos están a la orden del día. Son muchas las personas que trabajan a diario investigando las mejores soluciones para la curación de enfermedades, creando nuevos métodos o medicamentos constantemente.

Los medicamentos son el fruto de una larga investigación, por parte de expertos en la materia, durante meses e incluso años. Una vez se tiene el resultado de los estudios en el laboratorio, la comercialización es el siguiente paso. Sin embargo, a la hora de poner a la venta un medicamento que contenga un principio activo novedoso, hay que acudir al dueño de la patente y registrarlo bajo el nombre de una marca registrada. La normativa dice que cualquier medicamente con un nombre concreto, solo puede usarse por la firma comercial o industrial que lo pone a la venta.

Las nuevas ideas en el campo de la medicina hacen que cada vez más personas puedan disfrutar del derecho fundamental a la salud. Sin embargo, antes de lanzar un medicamento, éste tiene que pasar por el proceso anteriormente mencionado, siendo las patentes un eslabón de extrema importancia en esta cadena, ya que la competencia es feroz.

Si atendemos a la concesión de licencias, se establece de forma clara que “todo miembro de la OMC es libre de determinar las bases sobre las cuales se conceden tales licencias”, dejando clarividente que, ante situaciones puntuales de necesidad, la licencia no será comerciable, sino que ésta se establecerá con carácter obligatorio. Estas consideraciones deberán ser reguladas de forma individual por cada país, siempre adaptándose a las exigencias internacionales.

Una patente farmacéutica consiste básicamente en establecer un derecho exclusivo que concede el estado al descubridor de algún nuevo medicamento o tecnología del sector de la farmacia. Este derecho es susceptible de ser comercializado para su divulgación al público, pero la patente para esta comercialización se establece durante un tiempo determinado.

La legislación de las patentes tiene como objetivo principal la recuperación de la inversión tan grande que se hace en la fase de desarrollo e investigación de medicamentos, evitando que otros proyectos intenten imitar al original.

Las patentes en el sector farmacéutico tienen una duración de 10 años. Una vez que termina este periodo, se producen dos efectos:

·    & nbsp;    La aparición de medicamentos genéricos, formados por los mismos agentes que los medicamentos originales y con unos efectos también iguales. La diferencia entre el producto original y éste es prácticamente imperceptible.

·   & nbsp;     Se reduce el precio de los medicamentos debido a la legislación que existe en el país, que obliga a hacer una rebaja del coste de todo medicamento genérico o de investigación una vez pasados estos 10 años.

Por esto, es importante que las marcas sepan reinventarse cuando la patente esté cerca de agotarse, ya que si no en el futuro los beneficios serán mucho menores. Muchos son los ejemplos de patentes que han sabido mantener la identidad de marca, como ibuprofeno o la aspirina.