Telemann, un gran músico del Barroco
"Cuando la partitura tiene muchos pasajes difíciles, casi siempre hace de la música una carga. Con lo cual uno percibe muecas de contrariedad. Y digo más: uno que puede servir a tantos lo hace mejor que el que escribe algo sólo para unos pocos". "Lo que está compuesto con simplicidad sirve universalmente para todo el mundo". Son dos frases de Georg Phillip Telemann que muestran una diferente concepción de la música con respecto a sus compositores contemporáneos.
En el Barroco la música debía ser rica en adornos que a veces ensombrecían la línea melódica de la obra que se interpretaba.Mordentes, trinos y toda clase de rodeos sobre la misma nota buscaban embellecer el arte, por encima de una textura rica, que se conoce como contrapunto. Era una forma de estructurar líneas melódicas que se contestaban unas a otras creando un entramado dialogado de voces rico y profundo. Así, por un lado, se derivó en el Rococó y por otro ya se vio el germen del Clasicismo.
El Rococó surgió en Francia a comienzos del s. XVIII y desde ahí se extendió por el resto de Europa poco a poco. En esta época sonaban nombres como François Couperin (Francia), Giovanni Pergolesi (Italia) y dos hijos de J. S. Bach, más conocidos que él en aquel momento en Alemania (Carl Philipp Emanuel Bach y Johann Christian Bach). Era un estilo alegre y ligero, con unos motivos melódicos pequeños y repetitivos. Y, sobre todo, con muchos adornos. La textura barroca, que era el contrapunto, muy rico y profundo, se vio ahora sustituido por una textura formada por líneas independientes, por lo que era algo vacío comparándolo con el del Barroco.
En todo este ambiente de cambio, ocurrido más o menos entre 1715 y 1750 nos encontramos con un compositor como Telemann que hacía una música sencilla en su estructura y sus líneas melódicas, ya que quería llegar al mayor número de espectadores, cosa que prefiguró la nueva etapa, el Clasicismo. En esta nueva música que ya se vislumbraba en el estilo de Telemann, la textura volvía a ser importante con unas líneas melódicas puras, sin adornos y fácilmente entendibles, y que se plasmaban en unas estructuras muy sencillas y normativas: la sonata y la sinfonía. Por eso, Telemann era un compositor que nadaba contracorriente, pues su música no se encuadraba ni en el Barroco, ni en el Rococó ni en el Clasicismo. En el Barroco él parecía un compositor secundario a la sombra de J. S. Bach y G. F. Haendel, aunque no lo era (la prueba la constituyen las 3000 obras que compuso). En el Rococó no tenía cabida tampoco por la multiplicación de adornos que ocultaban una estructura vacía, y en el Clasicismo tampoco (aunque lo prefiguraba), pues cuando murió (en 1767) todavía no era un estilo muy consolidado.

Patricia Inés Fernández Salas





































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