El papel de la educación sexual entre los jóvenes
En la actualidad, la mayoría de los adolescentes están influenciados por los medios de comunicación, que a menudo propagan un mensaje equívoco sobre la sexualidad, puesto que simplemente priorizan la apariencia sobre la personalidad y tienden a imponer roles de género y centralidad masculina. Los programas de televisión como “Teen Mom”, por ejemplo, en realidad intentan suavizar y ridiculizar los problemas sociales.
Debemos tener en cuenta que varios factores influyen en nuestra sexualidad: biología/genes, cultura/sociedad, religión, familia y elecciones individuales. Las teorías más importantes sobre la sexualidad son el esencialismo o naturalismo (la sexualidad es una constante) y el construccionismo (la sexualidad es creada por presiones sociales, personales y culturales). En cualquier caso, una gran parte de nuestra sexualidad es construida, como evidencia Gudorf en su libro La sexualidad como construcción social [1]; es decir, las influencias sociales inciden en los patrones de comportamiento de cada individuo respecto a su sexualidad. La educación sexual podría considerarse una influencia importante para todas las generaciones, pero principalmente para los adolescentes. La educación sexual es, por tanto, vital para formar una conducta sexual adecuada y potenciar valores morales que se traduzcan en felicidad emocional.
Por otro lado, la educación sexual impartida en las escuelas, si bien está lejos de ser perfecta, ha tenido muchos beneficios en las decisiones de los jóvenes. De hecho, tomar decisiones sexuales equivocadas puede producir resultados terribles, en términos de independencia económica y estabilidad emocional. Además, la educación sexual puede prevenir fallos erróneos que surgirían de una interpretación dimórfica sobre la sexualidad, ya con respecto a las orientaciones sexuales o actitudes discriminatorias hacia otros seres humanos (sesgo inherente dentro del heterosexismo). Además, las relaciones sexuales sin protección aumentan tanto la tasa de embarazos como el número de ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual) [2].
Además, los adolescentes tienden a depender de sus compañeros, en lugar de los padres o los consejeros escolares, para compartir y aprender sobre su sexualidad. La jerga adolescente a menudo se usa para enmascarar emociones ocultas o incluso dudas y falta de confianza con respecto a las preocupaciones sexuales [3]. Por ejemplo, los principales cambios biológicos y hormonales experimentados durante la pubertad suelen presentarse como eventos sorprendentes para muchos adolescentes [4], quienes deben luchar solos contra las presiones sociales sin la orientación adecuada.
En definitiva, probablemente el mayor desafío de las sociedades contemporáneas sea alcanzar una cultura igualitaria legítima en términos de sexualidad [Gudorf, Sexualidad como construcción social]. Sin embargo, existen muchos otros desafíos importantes, como trabajar por una adecuada educación sexual de los jóvenes. Los jóvenes deben recibir buenos consejos de sus padres y tutores, alejados de mentiras, ingenuidades y presiones sociales [5]. A pesar de que al menos el 81% de las personas han tenido relaciones sexuales entre los 13 y los 24 años [5], la abstinencia no parece abordar el problema desde el ángulo correcto. La represión sexual no es afrontar el problema sino evitarlo. De hecho, la educación sexual, a través de una adecuada consejería y uso de anticonceptivos, es el medio más humano, inteligente y eficiente.
T rabajos citados
[1] Gudorf, C. “Sexuality as Constructed I.” FIU, 2012. Slide Program. 22 Jul 2012.
[2] Adolescence – Sexual Risk Taking. FIU, 2012. Film. 22 Jul 2012.
[3] Teen Slang. FIU, 2012. Film. 22 Jul 2012.
[4] Adolescence – Body Image. FIU, 2012. Film. 22 Jul 2012.
[5] CNN – Pros and Cons of Abstinence Sex Ed (Sexual Education). FIU, 2012. Film. 22 Jul 2012.
Raúl Quintana Selleras
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