En que momento empezamos a tener miedo de «hacer las cosas»!
Esta vez la editorial la inspiró mi pequeña hija de 4 años, quien probó por primera vez los patines. En cuanto los vió no dudó ni un segundo en ponérselos y a pesar de la ayuda que su mamá y yo quisimos darle, ella prefirió en determinado momento soltarse y seguir sola. Me sorprendió lo valiente que fue cuando se soltó, pero luego mi esposa (educadora de niños pequeños) me trajo a tierra cuando me dijo que todos los niños de esas edad son así.
Así es, a los 4 o 5 años no tenemos miedo de subirnos a nuestra primera bicicleta, saltar grandes escaleras o agarrar pequeños animales. Ojo, que la curiosidad es la habilidad básica para el aprendizaje. Entonces, en que momento empezamos a tener miedo de «hacer las cosas», miedo a lo «nuevo»? Pues no se trata de un hecho específico (a no ser que este sea tan grave que cree un trauma), sino que mas bien se trata de un proceso que empieza en nuestra infancia.
Cuando el bebé empieza a dar sus primeros pasos y se acerca a una escalera la mamá grita horrorizada : nooooo!, lo carga inmediatamente y lo coloca en su carcel ... perdon...en su corral con dos carritos para que “no se lastime” (lease “para que no siga causando problemas”). El papá esta haciéndose la corbata y el pequeño se lo jala para ver como hace el nudo, pero éste se enoja y lo manda a jugar con otra cosa para que lo deje tranquilo. Y nadie se da cuenta del mensaje oculto que le transmiten al niño : eres un inutil para esto o aquello. Creen que exagero? Pienso que no. Alguna vez han escuchado a alguien molesto decirle a su hijo que rompió algo : Ay, que inútil eres! Pues son los mismos que enclaustraban al bebé en su corral.
Talves la mejor lección que recibí de un profesor muy querido en la escuela de administración de negocios para graduados a la que asistí, fue de dejar hacer a nuestros hijos ... con nosotros a su lado para alentarlo, orientarlo y apoyarlo. Fue él quien nos pintó la figura del papá que esta pintando y deja el balde de pintura sobre una escalera mientras ve un rato el fútbol por la televisión y cuando el niño intenta subir la escalera para agarrar la pintura el padre se molesta y lo aparta de ahí. Flojos!! – dijo – en lugar de apagar la television y ponerse detrás del niño para alentarlo a subir y agarrarlo en caso se caiga, prefieren cortar el ‘problema’ y no hacer nada. Mientras que su hijo se queda con la frustación de no poder subir la escalera.
Pero esa no es la unica fuente de nuestros miedos. Recuerdan haber escuchado algo como : “no hagas esto por que Diosito se va a molestar y te va a castigar”. Nos enseñaban la fe al miedo!!. Luego viene la escuela en donde te castigan por equivocarte. No me creen? Acaso la escuela da diplomas a los desaprobados? Tus papás se alegraban cuando llegabas con un cero en tu examen? No, verdad?
Finalmente crecemos con la duda de nuestras capacidades, con el temor de si lo que estamos haciendo está bien o será aceptado por la mayoría, con el miedo al rechazo. Curiosamente son las personalidades que retaron el error y el miedo al rechazo los que forjaron el gran desarrollo cientifico y tecnológico de los ultimos 100 años. Si los hermanos Wrigth se hubieran dejado vencer por toda la duda y burla de sus intentos fallidos, hoy talves no estaríamos montando cómodos aviones en nuestras vacaciones.
La sociedad exige otra cosa, exige acción, exige hacer, exige equivocarse mil veces hasta obtener el resultado esperado (y la perseverencia premia generalmente con mejores resultados que los esperados). Tom Peters en su libro La Innovación : Un Circulo Virtuoso , capítulo “No podemos vivir sin borrador”, nos pinta como se venera en Silicon Valley el error como fuente inspiradora de ideas...en la busqueda de la idea cool.
Entonces equivocate, descaradamente, pero equivocate, porque solo lo hacen quienes se mueven, los vivos, los que no se dejaron vencer por sus miedos. Si te no te hubieras caído de la bicicleta y golpeado la cabeza, no habrías conocido el maravilloso invento llamado casco. Si te caes de nuevo y te raspas la rodilla, al dia siguiente ponte ahi unas almohadillas y vuelve a intentarlo. Y con esa actitud enseñale a tus hijos a “hacer sólos” sin miedo al error y si alguna vez te preguntan “que es el fracaso?” respóndeles que significa estar muerto en vida.
En 1977, Ken Olsen, presidente de DEC en ese entonces, dijo : “No existe razón alguna para que un particular tenga una computadora en su casa” y no se movió con la industria... hoy no existe ni como DEC, ni como Digital. Q.E.P.D.
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Walter Hernandez Aguado
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