Hace 17 años que falleció Albert Sabín, el nombre no nos dice mucho, pero el legado que dejó nos libró a todos de la polio, enfermedad que paraliza y puede provocar la muerte. El virus de la polio ataca el sistema nervioso y puede causar parálisis temporal o permanente y se ceba en niños, mujeres embarazadas y ancianos.
Ya antes que él, otro científico Jonas Edward Salk ya había descubierto y cultivado en su laboratorio los tres tipos de virus de polio conocidos, desarrolló una vacuna inyectable a base de virus muertos, que se convirtió en la primera vacuna antipoliomielítica.
Sin embargo el gran avance de Sabín fue hacer una vacuna oral, que pudiesen tomar con facilidad los niños menores de 9 años, los que más se contagiaban. Unas gotas de la vacuna sobre un terrón de azúcar hicieron el milagro!
El científico, nombrado profesor emérito de la Universidad de Cincinnati en 1971, RENUNCIÓ A LOS DERECHOS DE PATENTE con el fin de facilitar la difusión mundial de su descubrimiento lo antes posible.
Me pregunto cuánto tardarían algunos laboratorios farmacéuticos en aplicar el ejemplo..