En la actualidad la cirugía de nariz forma parte de las más recurridas entre la gente de todo el mundo, ya que no sólo modifica la forma de la nariz, sino que le da un aspecto estético y mejora la autoestima de las personas.
La cirugía de nariz o rinoplastia trabaja sobre los huesos, cartílagos o músculos nasales, los cuales son manipulados por los cirujanos plásticos para dar una forma conveniente según el rostro del paciente.
Existen varios tipos de cirugía de nariz, pero la más común es la de reducción, aunque también hay quienes se animan por la de aumento. También hay pacientes que requieren cambiar la forma de la punta o del dorso, o que quieren estrechar los orificios nasales o cambiar el ángulo entre el labio superior y la nariz.
Este procedimiento puede combinarse con una septoplastia para corregir las desviaciones, malformaciones o deformaciones del tabique nasal, sin afectar la respiración.
La cirugía nasal puede ser realizada a partir de los 15 años, aunque hay ciertas excepciones como cuando la deformidad de la nariz llega a alterar la autoestima. También es una opción complementaria al rejuvenecimiento facial.
Los riesgos de una cirugía nasal
Aunque es muy baja la tasa de personas que presentan problemas después de someterse a una cirugía nasal, hay que tomar en cuenta que toda operación está sujeta a ciertos riesgos. Por ello, se deben tomar las precauciones necesarias para evitar infecciones, que suelen ser el problema más común. Seguir las indicaciones del cirujano plástico en cuanto a higiene e ingesta de medicamentos es primordial para tener buenos resultados tras la cirugía, de lo contrario podría haber la necesidad de recurrir a una segunda intervención para corregir los accidentes generados por la falta de cuidado.
El paciente puede retomar sus actividades cotidianas al cabo de siete días.
Con información de: www.blogichics.com