Para determinar cuáles son los mejores depositos a los que podemos acceder, por decirlo de manera más simple, dónde deberíamos poner nuestro dinero, tenemos que tener en cuenta diversas variables más allá del tipo de interés. O, mejor dicho, atendiendo a la modalidad del tipo de interés.
Vamos a poner un sencillo ejemplo. Tenemos dos folletos, de dos entidades bancarias diferentes, cada una con una oferta: El tipo de interés de la primera es del 2% y el de la segunda del 4%. A simple vista parecería que no hay duda, el mejor depósito es el del segundo banco. Sin embargo, quizás no sea lo que necesitemos y nos convenga más el primero, ya que el tipo de interés del otro es creciente.
Es decir, que según vayamos adquiriendo productos ofertados por el banco (ingresando más dinero, seguros del hogar…) el tipo de interés irá aumentando hasta el 4% pero, puede ser, que el tipo base sea del 1,5%, medio punto por debajo de la otra opción. La pregunta ahora es obligada: ¿cuál nos interesa más? ¿Qué depósito es el mejor para nosotros?
También tenemos que fijarnos muy detenidamente en la tasa por cancelación anticipada (si la tuviera) porque si creemos que el dinero depositado nos hará falta antes de que termine el plazo contratado la cuantía de la mencionada tasa puede dejarnos sin el beneficio de los interés.
El tipo de interés y la tasa por cancelación son dos de los factores a tener en cuenta, y aunque no los únicos, quizás sí los más importantes.
