Los esposos deben manifestar la misma actitud frente a las diferencias que surjan en el hogar.
El casado casa quiere, dice un dicho, pero no cabe duda que la situación económica y los gastos de la boda hacen que los recién casados vivan un tiempo en casa de los padres. Si bien la convivencia matrimonial ya es difícil durante los primeros meses, tener que hacerlo con los suegros, cuñadas y cuñados complican aún la situación.
Los psicólogos indican que las claves para mantener una buena relación con la familia política son la confianza, la tolerancia y la paciencia. Además, cuando más sólida sea la unión con la pareja, mayores serán las posibilidades que tendrán para obtener buenos resultados al momento de decidir qué actitud tomar frente a un problema familiar.
Ante una discrepancia con los suegros o los cuñados, los especialistas aconsejan agotar todas las posibilidades de diálogo para solucionar las diferencias antes de tomar decisiones drásticas. Nunca dejarse llevar por el resentimiento, ni poner a su pareja en contra de su familia porque eso sólo agrava la situación.
La pareja siempre debe mantener una misma opinión frente a los problemas, ninguno debe tomar una decisión sin antes haberla consultado. Si pese a los esfuerzos por dialogar las diferencias continúan, los especialistas aconsejan tomar distancia sin guardar resentimientos.
Algo más:
Los padres suelen hacerle la vida imposible al yerno o a la nuera cuando no es del agrado de ellos. Y en muchas ocasiones por más esfuerzo que se haga por complacerlos no cambian de opinión. Pero aún así el esfuerzo ayudará a mitigar y sobre llevar la convivencia.
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