Desde que el parlamentario estadounidense Barney Frank propuso la ley que legalizaría todos los juegos de apuestas en línea dentro de los Estados Unidos, el tema de la prohibición de estos ha vuelto a florecer y causar polémica. Los motivos detrás de quienes apoyan o se oponen a esta ley no tienen solamente bases ideológicas, sino que representan a grandes coaliciones económicas.
Así, por ejemplo, encontramos la postura de Harrah’s, quienes han invertido sumas significativas en software y cuya ambición es convertirse en el líder de los juegos online una vez que la situación legal cambie a su favor.
Wynn, en cambio, se opone fuertemente a los casino en línea ya que para ellos esto podría resultar en la disminución de público y grandes pérdidas de dinero.
Esto no significa que Wynn u otros grandes líderes dentro de la industria del azar no estén dispuestos a transar. Con millones de dólares en juego, y con un mercado que está empujando fuertemente por entrar de manera legal y definitiva, podría resultar más razonable unir fuerzas.
Sin embargo, aún es muy pronto para saber cual será el desenlace de esta pugna. Por un lado, si bien el producto es similar, el público que visita los casinos reales no es el mismo que apuesta online, siendo el primero de mejor situación económica y sin una marcada diferencia de género, motivo por el cual muchos casinos han transformado sus salas en restaurantes de lujo que atraen a los visitantes no sólo por el juego.
Por otro lado, la ley planteada por Frank no parece haber tenido la recepción esperada, y no se decidirá sobre ella en el corto plazo, lo que le da más tiempo a ambas partes para elaborar sus nuevos planes de ataque.
