Un líder no necesariamente debe saberlo todo, pero si sabe usar el conocimiento de todos los miembros de su equipo para el bienestar de la empresa. No se debe confundir liderazgo con poder, control, o castigo, más bien, al utilizar el término Líder, estaremos disfrazando el mando de directrices hacia una imagen de alcance de objetivos empresariales. No solo es dar una directriz que se ate con la misión y visión de la empresa, también hay que conocer quiénes son tus recursos y cuáles son sus limitaciones. La ventaja que tiene un líder es el poder dentro de sus palabras, pero un mal comentario o una mala acción es suficiente detonante para explotar el camino hacia el éxito empresarial. Ahora bien, se puede llevar las riendas de las operaciones diarias de manera autoritaria o crear el ambiente soñado aquilatado por la democracia y acción colectiva. Ambos extremos son un error, pero siempre se debe tomar tiempo para analizar en qué momento debemos crear una mezcla de ambos.
Un ejemplo que viene a mi mente es la teoría que llamo “Teoría del Burro”. Simplemente es amarrar una soga al cuello de un burro y tratar de llevarlo a donde usted desee. Se necesitará mucha fuerza y suerte para lograr que el burro llegue a donde usted desea. Ahora bien, coloque un poco de azúcar en su mano y deje que el burro pueda lamer el azúcar. Luego de esto, usted podrá caminar pasa a paso y el burro ira detrás de usted hasta el final. ¿Cuál es la moraleja? Con gritos y acciones de ofensa no se podrá llevar a ningún grupo hacia el destino que busca una empresa, pero con un poco de azúcar en las acciones y palabras se podrá caminar por años hasta llegar al alcance de nuestra visión.
