"Llegaron las ansiadas vacaciones para un@s y para otr@s ya acabaron. En algunos casos duran una semana, quince días en la mayoría, un mes para l@s más privilegiad@s. En cualquier caso, las expectativas para estos días son siempre altas, pretendemos descansar y disfrutar, pues ese es el significado. Y este es el objetivo de todo un año de trabajo y sacrificio, tanto para jóvenes como para adult@s. Por fin llega la recompensa a todo el esfuerzo realizado. Nos hemos ganado el pan con el sudor de la frente, y ahora toca gastarse los ahorros para recargar las baterías. Es necesario reponer fuerzas para adentrarse nuevamente en un largo período de obligaciones. Las vacaciones escolares son más largos, aunque ya nos ocupamos los padres de recordarles a nuestr@s hij@s que la relajación no puede ser total, aunque hayan aprobado todas las asignaturas hay que repasar. Es la primera lección para que no olviden que la vida nunca es lo divertida que quisiéramos. Sin embargo, los peques y adolescentes no entienden que solo se pueda disfrutar en verano, y de hecho intentan hacerlo durante todo el año. ¿Qué sentido tiene aplazarlo a solo una quincena en la playa?
Yo tampoco lo entiendo. Si la única recompensa que nos permitimos son unos días de vacaciones, es difícil que éstos estén a la altura de las expectativas. Siempre necesitarás más días, más diversión, más tranquilidad, más lujos, más distracciones… Con un cambio de perspectiva podemos conseguir que nuestra vida sea apasionante los 365 días del año, no solo del 1 al 15 de agosto. Aprendiendo a disfrutar de los pequeños detalles de la vida, nos daremos cuenta de que tenemos muchos momentos de goce a la semana. Si hay estrés en tu vida, no esperes a las vacaciones para descargarlo, si la presión del día a día te consume toda la energía, haz ejercicios diarios para recargarla. Te invito a que busques la forma de equilibrar tu vida durante los doce meses del año."
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