La esperanza: un don de quienes son felices

La esperanza: un don de quienes son felices

Khalil Gibrán:  "En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente".

Con afecto para Neivis y Andrea, reina y princesa de La Victoria

La esperanza el arte de creer que hay un mañana y de pensar que ese mañana será mejor y ocurrirán cosas favorables y tendremos una cita con la alegría y con los sucesos felices que desde hace tiempo hemos anhelado. La esperanza es creer que la tormenta tendrá final y luego brillará el sol en el horizonte y el cielo será adornado por la fiesta multicolor de un promisorio arco iris.

La esperanza es la dicha de quienes saben que su porvenir estará matizado por momentos felices y se obtendrán los logros que en el pasado han sido esquivos.  La esperanza constituye por sí misma una porción de felicidad y su existencia es lo que despeja la niebla de la frustración porque mientras ella exista siempre habrá la posibilidad de contar con un mundo nuevo y mejor.

Por el poeta Khalil Gibrán sabemos que En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente. Esa aurora, sonriente y luminosa es el regalo de quienes piensan que las tinieblas le darán paso a la luz y la tristeza un día deberá abrir la ventana por donde entre la luz de la satisfacción.

La esperanza es levantarse cada mañana, mirar hacia la inmensidad de la distancia, respirar profundo y pensar que se ha iniciado un día que será mejor que ayer y que todos los que han pasado, pero que no será tan bueno como mañana y como los que vendrán después.

La esperanza consiste en tener confianza de que en  el nuevo día sucederán algunas de las cosas que tanto queremos. Aferrarnos a la idea de que recibiremos la llamada que tanto estamos esperando; a la ilusión de que alguien se comunicará con nosotros para darnos una buena noticia.  Tener la expectativa de que la llama de la ilusión se va a mantener viva y que pronto, muy pronto no será ya una ilusión sino una firme y bella realidad.

La esperanza es saber que existe la gran posibilidad de ver de nuevo a esa persona con quien tanto nos agrada estar.  Es la perspectiva de abrazar a nuestros hijos y hacer felices a nuestros mayores. Es saber que nuestro rostro puede ser acariciado por la brisa fresca de la mañana y por el viento tibio y generoso de cada tarde.

La esperanza es anunciarle con firmeza a la vida y al mundo que estamos ahí y que no nos rendimos y vamos a reclamar las múltiples bendiciones que Dios ha destinado para nosotros con la condición de que sigamos el consejo de esforzarnos y ser valientes: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”. (Josué 1:9).

La esperanza es confiar en que un día va  a pasar algo muy bueno, realmente muy bueno en nuestras vidas. U lo más importante de todo es que ese día, maravilloso y sorprendente, puede ser hoy ¡exactamente hoy!

La esperanza es el dulce acto de cerrar los ojos e imaginar en nuestras manos el trofeo que siempre hemos deseado, el diploma por el que hemos luchado y soñar con la perfecta armonía entre  los seres a quienes amamos.

Hoy es un buen día para trabajar por todo aquello que intensamente añoramos. Trabaja para conseguir tus sueños, no renuncies a ellos ni pierdas la esperanza, aunque veas el cielo nublado y veas que se inicia la tormenta. Levanta la frente y confía en el talento especial que tienes y en Dios, tu héroe y amigo. El héroe y amigo de quienes luchan y no pierden la esperanza.

Lo bueno que vaya a hacer hoy, hágalo bien, por usted, por su familia y por su país.  ¿Ya leíste Maicao al Día?

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