La lana es una fibra natural suave y resistente siempre que se elija una de buena calidad para su fabricación. Es un tanto costosa y requiere de mayor cuidado que el resto de las fibras, por la pérdida de pelusa y el apelmazamiento. Es poco menos resistente a la suciedad y manchas que los hilados sintéticos, además debe protegerse de zonas húmedas. Habitualmente es aconsejable adquirir las que vienen con tratamiento antipolillas, ya que la lana es vulnerable a la invasión de este insecto. Las alfombras de lana pueden ser de lana pura o con mezcla de nylon.
El nylon es la fibra con mejores propiedades para utilizar en alfombras: alta dureza y resistencia al apelmazado y despeluzamiento, lo que la hace ideal para zonas transitadas. Suele estar tratada con aditivos que la vuelven resistente y mucho al moho y la suciedad. Estos tratamientos, incorporados a la materia prima, le otorgan propiedades antiadherentes y antihumectantes de por vida, haciéndolas fáciles de limpiar y mantener. No lo afectan los insectos.
Se diseñó el polipropileno al principio para alfombras colocadas en el exterior y para sótanos, debido a su fuerte resistencia a la humedad, hongos, daños por agua, manchas, apelmazamientos, desgaste y electricidad estática. Hoy su uso se ha generalizado debido a su durabilidad, su aspecto y textura, similares a la lana. Es una fibra útil y fuerte, resistente y fácil de limpiar. Debido a que se tiñe antes de tejerla, sus colores son inalterables. Algunos tipos de prolipropileno tienden a opacarse y decolorarse cuando se exponen a la luz solar directa.
El poliester no es un hilo tan duradero como el Nylon, pero aun así es bastante resistente al desgaste y ofrece una amplia variedad de texturas y colores. Aunque sufre apelmazamientos (tiende a formar bolas) y desgaste, es un material hipoalergénico, repele la humedad, resiste a los hongos y a la polilla, y es de fácil limpieza. Si desea conocer más sobre
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