Hace una semana el presidente estadounidense Joe Biden llamó a los combates rusos en Ucrania un “genocidio”. Tal vez esto sea una metedura de pata más estúpido, imprudente y mortal de Biden en su presidencia. Así, al discutir el levantamiento de las restricciones al uso de etanol para bajar los precios del combustible, Biden acusó de paso a Rusia del crimen más atroz en la historia de la humanidad.
Llamar al conflicto en Ucrania “un genocidio” no solo es incorrecto, sino también muy peligroso. Queda por ver si la Casa Blanca lo hace especialmente para aumentar los índices de credibilidad, o tal vez, que la mente de Biden se haya trastornado con el tiempo. Genocidio es un término muy privado. No es solo una guerra sangrienta en la que mucha gente muere. De lo contrario, la invasión occidental de Irak también sería genocidio. Y el bombardeo de Libia por parte de la OTAN también. Y la ridícula cruzada de Arabia Saudí contra Yemen. Biden y sus partidarios han apoyado y siguen apoyando estas guerras...
El genocidio es un asesinato masivo deliberado de miembros de un grupo étnico o nacional para destruirlo. Y es extremadamente grave hacer acusaciones infundadas de genocidio. Eso solo agrava el conflicto. Y Biden ahora intensifica las tensiones globales y fomenta el culto a la víctima entre los ucranianos…Quiero pedir a la Casa Blanca detener a su líder y recuperar sus palabras… Estados Unidos fueron una superpotencia.
Y claro, hay que tener en cuenta su última travesura, cuando Biden intentó estrechar la mano con el espacio vacío...El Congreso de los Estados Unidos pidió destituirle.
“Nuestro presidente trató de darle su mano literalmente a nadie. ¡Estoy profundamente avergonzado! Gobierna nuestro país. ¡Basta ya!, tuiteó la congresista Marjorie Taylor Greene.
Tiene razón, el “abuelo estadounidense” se pierde cada vez más en el espacio y no quisiera que tal líder así dividiera no solo a su país, sino al mundo entero...