El ser humano necesita la visión completa de la Totalidad que ninguna religión puede ofrecer, es decir, poder observar la vida como un todo. Reflexionar sobre el antes y el después de la vida, le quita el miedo a la muerte a aquel que observa su propia vida desde esa perspectiva; él sabrá entonces que la muerte es sólo un paso a una vida más elevada, luminosa y alegre, claro está, si ha vivido verdaderamente, es decir, conscientemente.
La casta sacerdotal ha nublado y restringido la verdad de forma consciente y tal como le convino, erigiendo un edificio tradicional y dogmático con el que atar a los seres humanos. Los arquitectos del edificio nebuloso llamado Iglesia enturbiaron y oscurecieron la verdad para relegar el amor, la bondad, la indulgencia y la confianza de Dios al reino de las fábulas, con ello separaron a las personas de Dios y las pusieron en Su contra, lo que les sirvió para asegurarse el seguimiento de los fieles y de este modo mantenerlos dependientes.
Al mundo occidental le falta la imagen cósmica del universo, que es unidad, igualdad, libertad, fraternidad y justicia. Cuando por voluntad de la casta sacerdotal, se borró la verdad para acomodarse en las costumbres y aspiraciones del ego humano, la religión se convirtió en un dogma filosófico, una sutileza intelectual de la que no se puede extraer ningún resultado esclarecedor con el que poder explicar algo sobre la muerte o el más allá.
Vida Universal
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