Te explicamos especialmente esta técnica por ser más moderna y novedosa. Es un método limpio, sencillo y práctico para asar cualquier tipo de carne, especialmente las piezas que, por ser más duras o necesitar una prolongada cocción, corren el riesgo de quedar secas. Los asados en papel de aluminio resultan más jugosos y aromáticos. Los sabores, que de otro modo escaparían con el vapor, vuelven al asado y quedan mejor integrados en él. Esto sin contar otras dos grandes ventajas; pueden hacerse sin ningún tipo de grasa y no manchan el horno de salpicaduras. También los pescados, enteros o en porciones, quedan excelentes por este método.
Como se hace.
1- Enciende el horno y, mientras se calienta, ata la carne; sazónala con sal y pimienta. Puedes añadir algunas hierbas si lo deseas.
2- Corta un trozo grande de papel aluminio que pueda cubrir la carne holgadamente. Si vas a asar porciones individuales es mejor envolverlas por separado.
3- Coloca el aluminio en la bandeja del horno con la cara brillante hacia arriba. Por encima la carne, y añade un poco de aceite o mantequilla, al gusto.
4- Cierra primero el envoltorio por arriba, dejándolo holgado, pero sujeta bien los bordes.
5- Redobla los extremos de los costados, dejándolos bien cerrados para que no se escape el jugo.
6- Mételo al horno y un poco antes de finalizar el tiempo de asado abre el paquete para que no se dore por encima. Esto último no es necesario con los pescados.
7- Comprueba el punto clavando un pincho. Si el jugo que sale es rosado, déjalo un poco más en el horno.
8- Con los jugos que quedan en el papel puedes hacer una estupenda salsa, añadiendo una cucharada de harina disuelta en aceite o mantequilla. Raspa bien el papel con un tenedor o cuchara. Lo mejor queda ahí.
Recuerda que el cerdo, las carnes blancas y los pescados, quedan mejor a temperatura moderada, prolongando un poco el tiempo de asado.
