Un toldo es un trozo de tela o de lona que utilizamos para resguardarnos del sol, para hacer sombra. Aparentemente su función es tan sencilla como su material. Sin embargo, si echamos un vistazo a los múltiples toldos que existen, la diferencia de estructura y de compuestos, nos daremos cuenta de que son bastante más que esa sucinta definición que hemos dado.
Para empezar no es lo mismo dar sombra en la playa, en una terraza o en un invernadero. El quién (o el qué) difiere, al igual que las situaciones. Así que para cada caso será necesario un toldo diferente, con una estructura y material también diverso.
Pero lo que realmente queremos reseñar es la importancia de las aparentemente cosas sin importancia. De todo eso que usamos a diario pero en lo que no reparamos. Y qué duda cabe que el toldo sirve como paradigma perfecto.
Sin sombrillas, sin lonas o toldos, nuestra vida sería sencillamente peor. En verano nos costaría resguardarnos del sol, estaríamos más incómodos en la playa y en las terrazas… Son como otras tantas cosas poco importantes olvidadas. Las utilizamos sin darnos cuenta. Y qué duda cabe de que ese es uno de sus méritos, estar integrados en nuestras vidas sin hacer ruido, como unos sirvientes silenciosos.
Y si no, haced la prueba. Cuando salgáis a la calle fijaros en la cantidad de toldos, de sombrillas… que hay a vuestro alrededor. Todos diferentes en material y color, aunque con un sencillo objetivo común: hacer sombra. ¡Qué haríamos sin ellos!
