He pensado durante horas, quizás días, y en ocasiones me he dejado vencer por la idea de la soledad. Pero no de cualquier soledad: de la ausencia de él. Hoy busco la forma de saber cómo reconquistar a mi esposo, y elijo poner en práctica una herramienta diferente: la esperanza. La certeza de que soy capaz, en lugar de las penas de la incertidumbre. La fe de que volverá a mí, en lugar del dolor de su ausencia. Y es que hoy comprendo que hay penas que han de ser sufridas para ganar conocimiento, y quiero compartir ese conocimiento contigo.
Buscando las formas de cómo reconquistar a mi esposo me encontré en el camino con miles de consejos. Algunos fueron interesantes, otros simplemente fueron inservibles. Que el engaño, que la mentira, que la provocación vacía… y no voy a mentirte: las intenté. Sin resultados, y sin sentirme del todo cómoda con estas acciones. Hasta que descubrí que la manera de saber cómo reconquistar a mi esposo había estado dentro de mi mente todo el tiempo.
Es que yo lo conozco. Conozco sus gustos, sus deseos y sus aspiraciones. Y en lugar de dedicarme al enojo o a la pena, me dediqué a analizar sus necesidades actuales. Hay un motivo (o más de uno) por el que nos alejamos él y yo. Y si busco la forma de saber cómo reconquistar a mi esposo, mejor me vale darle solución a los problemas, de una manera que sea adecuada para ambos.
Y recorriendo ese camino supe que yo podía mejorar. No cambiar, pues alguna vez él se enamoró de mí, y no de una versión alterna de mí. La respuesta al cómo reconquistar a mi esposo era justamente esa: aprovechar el tiempo distanciados para cultivarme, para ganar nuevas sabidurías, para aprender a lidiar mejor con las situaciones, para ser yo, pero un poco mejor.
Comencé a realizar actividades que pensaba que me ayudarían en saber cómo reconquistar a mi esposo, como aprender más sobre su deporte favorito. Pero comprendí que yo no debía mejorar "lo suyo", sino lo mío. Después de todo, soy yo quien quiere reconquistarlo y recuperarlo. Entonces resolví por comenzar a aprender más sobre lo que a mí me gusta, y a buscar nuevas actividades que me dieran placer.
De a poco las lágrimas fueron desapareciendo. La sonrisa fue instalándose en mi rostro, y los halagos no se hicieron esperar. "Este es el momento, ya sé cómo reconquistar a mi esposo", pensé, y me puse manos a la obra. Cuando hablábamos le dejaba saber todo lo que tenía por hacer en el día. No de manera encaradora, sino sutil. Y de a poco el se interesó más y más en mis nuevas actividades, y notó que yo estaba cambiando, hacia mejor.
La duda inmediatamente entró en su mente. ¿Habré hecho bien en dejarla ir? Y eso fue suficiente para provocar en él la motivación para el reencuentro. Hoy ya sé cómo reconquistar a mi esposo: debo, primero, reconquistarme a mí misma.
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