Vaya con mi madre y con mi tía; son las típicas amas de casa que no paran ni un momento. Pero es que no paran ni siquiera cuando pueden permitirse parar, porque siempre piensan que tienen que hacer algo y se ponen nerviosas cuando intentan relajarse. Que si la cocina, que si la limpieza, que si el orden... cómo se nota que son hermanas, en serio. Ir a casa de mi tía no se diferencia en nada a estar en la mía, y al final me contagian a mí los nervios. Lo cierto es que no me gusta verlas así, pero sobre todo porque pienso que ese ritmo de vida va a acabar con ellas; necesitan divertirse, evadirse de su casa, o un día de estos estallarán y me quedaré sin madre y sin tía.
Pensando en eso, he decidido hacer algo por ellas: regalarles un viaje a Francia, concretamente a París. Evidentemente, sabía que de entrada lo rechazarían; porque además son de esas mujeres que ven raro irse de viaje sin sus maridos. Por suerte, tanto mi padre como mi tío han apoyado la idea y las han animado (ellos también están un poco hartos de su obsesión doméstica), así que, al final, hemos conseguido convencerlas entre todos. Se fueron ayer; y como todavía temo que no se acostumbren y decidan volverse antes de tiempo, he decidido enviar paquete a París; uno que, además de una carta en la que repito cien veces que las envidio por estar allí, contenga un regalo: probablemente un libro turístico de París. La gente suele darse cuenta de dónde está cuando mira ese tipo de libros.
Los envíos de paquetes al extranjero son más fáciles de lo que creía. Además, ya he enviado paquetes al extranjero antes, porque mi hermano, por ejemplo, está viviendo en Bélgica; y enviar paquete a Bélgica no es distinto de enviarlo a París.
