El amor no se muestra en la idealización de un ser amado. Todos tenemos limitaciones y cometemos errores. Y gracias a ellos, podemos seguir creciendo… Demasiado a menudo, las relaciones se dañan por estar basadas en lo que a nosotros nos gustaría que fuera, y no en aceptar que son, como realmente son.
Como escribió William Shakespeare:
“Después de un tiempo aceptarás que incluso las personas buenas podrían herirte alguna vez y necesitarás perdonarlas...”
No existen eso que damos en nombrar como virtudes o defectos. Lo cierto es que cualquier cualidad nos puede servir de trampolín para seguir conociendo y avanzando.
El amor a nosotros mismos y a los demás implica aceptación y reconocimiento de la valía que tenemos como seres humanos.
Esa plena aceptación nos lleva al respeto, la plenitud y la oportunidad de un encuentro más profundo y bello. La queja y la negatividad desaparecen.
¿Por qué se extingue la época de enamoramiento?. Quizás para hallar la respuesta haya que indagar antes sobre otra pregunta. ¿De qué te habías enamorado? ¿Tal vez de tus propias expectativas?
Cuando eres capaz de aceptar una relación, desde un amplio conocimiento y responsabilidad, empieza una relación firme y duradera.
Cuando eliges quedarte aceptando enteramente a esa persona, te estás concediendo una bella oportunidad para ver la vida a través de la bondad, la ternura y una sabia comprensión.
Empieza todas tus relaciones por una aceptación construida en bases más reales y menos fantasiosas.