A menudo se cataloga a un niño de hiperactivo si no para de moverse, es inquieto y parece le han dado cuerda, pero un niño inquieto no tiene porque ser un niño con hiperactividad.
La Hiperactividad o TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad) es un trastorno donde intervienen factores genéticos y ambientales.
Lo que se ve de este trastorno es una continua actividad física, impulsividad y la dificultad para mantener la atención. Según el DSM-IV, (manual de clasificación de enfermedades psiquiátricas) no todos las personas que padecen TDAH tiene el mismo cuadro clínico.
La Hiperactividad es un trastorno cerebral, que suele diagnosticarse en la infancia aunque puede persistir en la edad adulta. Los síntomas más comunes son el movimiento continuo, la impulsividad, las dificultades de atención. No hay una prueba médica que diagnostique el TDAH. El diagnostico se hace por síntomas, informes del psicólogo del centro y la observación del pediatra.
No porque un niño sea inquieto y no para ha de ser necesariamente hiperactivo, de ahí la importancia de los informes de profesores y psicólogo de los colegios sobre la conducta del niño.Estos informes junto a lo que los padres puedan aportar sobre la conducta del niño son una información valiosa para el médico.
El niño que se sospecha pueda tener hiperactividad, se somete a una evaluación por parte del médico. Hay también cuestionarios para padres y profesores. Evaluación psicológica del niño y la familia, que incluye un examen del coeficiente intelectual.