En la antigua Grecia existía un arte marcial en la que los combatientes ganaban puntos al colocar las espaldas del rival contra el piso. Esa disciplina es la que ahora conocemos como lucha grecorromana y es la precursora de la lucha libre. También llamada pancracio (por el nombre con el que se conocía en la Antigua Grecia), la lucha libre mexicana destaca de la de otros países por su folclore, cultura, movimientos y, claro, por el uso de máscaras y disfraces alusivos a animales y seres místicos. Si bien Salvador Luttherot es reconocido como el padre de la lucha libre mexicana por haber fundado en 1933 el hoy Consejo Mundial de Lucha Libre, quienes introdujeron el deporte por primera vez a México fueron Giovanni Relesevitch y Antonio Fournier. La lucha libre mexicana se divide en dos temporadas: la de oro de los años 40 a los 70 donde su éxito se debió primordialmente a las películas de El Santo y Blue Demon y la actual, que inició en los años 90 a partir de la creación de la Triple A cuando se montaron shows más llamativos. Si la lucha libre ha evolucionado desde sus primeros días en la Antigua Grecia hasta la actualidad, es en mucho gracias al ingenio de los deportistas mexicanos que inyectaron su creatividad y habilidad en la disciplina.
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