Aunque siempre en la suerte interviene la casualidad, lo cierto es que nuestra buena o mala suerte depende, de algún modo, de nosotros mismos. Muchos se preguntan qué es la suerte y para la mayoría se trata de casualidad, para otros es nacer con o sin estrella, y para algunos es algo que está escrito para cada persona.
Cualquiera sea la justificación que le hayas dado a estas preguntas, lo cierto es que en general todos pensamos que la suerte, sea buena o mala, es algo que está totalmente fuera de nuestro control.
Es por esto, que muchas veces caemos en supersticiones. Como la de no pasar por debajo de una escalera, o la de cruzarse con un gato negro. Además, la mayoría de nosotros tenemos una moneda de la suerte en nuestro bolsillo, y algún amuleto que consideramos que atrae la buena suerte, como las horrorosas y tan populares patas de conejo.
Cuando tienes una cita importante, seguramente eliges una prenda de la suerte para ponerte, cuando alguien llama para darnos una noticia que esperamos, cruzamos los dedos, como si con ese sencillo gesto las nuevas noticias en buenas noticias, aunque fuesen malas.
Lo cierto, es que todos los amuletos de la suerte tienen su sentido. Como ocurre con casi toda la magia blanca, no son más que maneras de encauzar nuestra propia energía. Ya que en realidad, la mala o buena suerte, a pesar de tener algo de casualidad, parece ser una cosa que sale de nosotros mismos.
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