Quizás estás harto de tu casa, o del barrio en el que vives. Tal vez te lleves mal con los vecinos del edificio o simplemente quieras cambiar de aires, pero no tienes dinero para hacerlo. Puedes poner en venta tu casa y esperar a que algún comprador te dé lo que necesitas para comprarte una nueva. Pero también tienes otra opción: las hipotecas cambio de casa, más conocidas como hipotecas puente.
Básicamente estas hipotecas van dirigidas a aquellas personas que necesitan dinero para comprar un inmueble pero que todavía no han vendido su actual vivienda. También son útiles para quienes compran sobre plano, antes de que la vivienda esté construida.
De esta forma no nos veremos tan apremiados para vender nuestra casa y podremos esperar a tener mejores ofertas. Aunque, claro, no eternamente. No es un secreto que los bancos quieren su dinero cuanto antes de vuelta. Y ahí está el riesgo de esta hipoteca. Si no conseguimos vender la primera vivienda tendremos que pagar el préstamo pero sin esa venta tal vez no tengamos liquidez para hacerlo. En ese caso, al banco le dará igual. Ha prestado dinero y lo quiere de vuelta, sea como sea.
Por eso cuando pidamos una hipoteca para el cambio de casa tenemos que estar muy seguros de que vamos a vender nuestra vivienda actual y no tendremos problemas para hacer frente al pago de las cuotas. De lo contrario sería mejor seguir en nuestra casa, por lo menos si queremos evitar la ruina.
