Sidi Bou Said es un precioso pueblo costero, cerca de la localidad de origen romano de Cartago, conocida por sus ruinas y restos arqueológicos y por ser sede del palacio presidencial.
Sidi Bou Said representa la esencia de la tradición costera tunecina, con sus casas blancas, sus puertas y ventanas azules, sus calles estrechas y empinadas y los tenderetes y tiendas de productos artesanales. Es una visita obligada en la mayoría de las excursiones por esta zona, que suelen incluir Hammamet, Cartago, Sidi Bou Said y la capital, Túnez.
La visita por el pueblo se realiza a pie, ya que los coches no pueden entrar en las estrechas calles del centro, y no suele durar mucho, justo el tiempo para apreciar la arquitectura típica de sus casas, tomar un té a la menta en uno de sus bares y tal vez comprar algunos souvenirs de plata.
Desde lo alto del pueblo se aprecia una preciosa panorámica sobre el Mediterráneo y se puede admirar a lo lejos el palacio presidencial de Cartago.
El nombre del pueblo, Sidi Bou Said, significa "Señor aquel que". Desde 1920, el pueblo destaca por la ley que Rodolphe d'Erlanger aprobó, obligando a todos los habitantes de la localidad a pintar y mantener sus casas de color blanco, menos las puertas, ventanas y rejas que tienen que ser de color azul claro.
Aunque hay numerosos palacetes, lo mejor es pasear por sus calles y cafés. El más conocido es el clásico Des Nattes o de las Esteras, lugar de encuentro de escritores y famosos desde el siglo XIX. Más espectacular es el de Chaabane (refrescos 1 euros) con una terraza desde donde se contempla la costa de Cartago.
También es recomendable acercarse a la vecina Le Marsa, la playa de moda de Túnez. El café Saf Saf es el lugar que más pega en estos momentos.
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