Si hay un género de danza que destaque por su pasión y fascinación, ese es el tango. Sus origen radica en el Buenos Aires de finales de del siglo XIX, cuando surge como fusión de música criolla, europea y africana, dando lugar a esta música vibrante y emocional.
La atmósfera que crea el tango es apasionada, generando emociones como la alegría excitante y la más profunda melancolía. A ellos le acompañan unas letras cargadas de amor y desamor, celos y pasión, poesía y nostalgia.
Aunque lo más destacable del tango sin ningún género de dudas es el baile. Pocos bailes generan una conexión más íntima entre bailarines. Sus movimientos sensuales y apasionados, expresan atracción y deseo.
Por todo el mundo, son incontables las personas que se lanzan a aprender esta centenaria danza. Bailar tango ofrece una experiencia muy completa, pues aúna beneficios para el cuerpo y para el espíritu. Para empezar, el físico del bailarín y bailarina se ve notablemente mejorado, pues fortalece su capacidad, coordinación y flexibilidad.
Además, aporta mejoras en el bienestar interior, pues fortalece las habilidades sociales de quien lo practica, mientras permite que se expresen y liberen emociones reprimidas, dando una vía de escape para quienes buscan y necesitan expresar sus sentimientos y su creatividad.
Escuelas de baile, como la Escuela de Danza Palmira, ofrecen clases de tango, tanto para adultos como para niños. La combinación de la música del tango ,la sensación de alcanzar un logro y la atención que se necesita para seguir los movimientos improvisados del tango contribuyen especialmente a la salud física y cognitiva.
Adéntrate en la intensidad del tango y descubre las razones por las cuales esta expresión artística sigue siendo tan viva y significativa a nivel global.