Potitos ecológicos: una alimentación más saludable para bebés es posible
Los potitos o papillas resultan la opción ideal, por su textura semisólida, para que los bebés efectúen sin mayores problemas la transición entre la lactancia y la dieta sólida. Los padres que disponen de tiempo, que cada vez son menos, pueden preparar los potitos en casa. Los más ocupados se inclinarán por la compra de potitos ya preparados y envasados.
Pero ambos se enfrentarán, sin duda, al mismo dilema: ¿Cómo asegurarse de la calidad de las materias primas? ¿Cómo saber si el proceso de elaboración de los potitos comprados se lleva a cabo bajo condiciones saludables? La mayor parte de los padres se enfrentará a estos fantasmas, y temerá introducir en la dieta de sus pequeños ingredientes tóxicos o potenciales alergenos creyendo darles sólo lo mejor. ¿La solución? Los potitos ecológicos.
Afortunadamente, hoy resulta cada vez más sencillo adquirir alimentos e ingredientes orgánicos. Tanto, que ya hasta es posible surtirse en la mayor parte de los supermercados de potitos ecológicos envasados, elaborados con los mencionados ingredientes orgánicos. ¿Qué se entiende por productos orgánicos, o cultivos ecológicos? Básicamente, que los productos comercializados bajo esa denominación no provienen de semillas transgénicas, y que han sido cultivados con el menor impacto posible para el medio ambiente, evitando a toda costa la utilización de fertilizantes o pesticidas químicos.
La premisa principal de los cultivos ecológicos es la conservación del medio ambiente: se busca de ese modo preservar la tierra para que siga dando frutos durante mucho tiempo más. Pero este tipo de agricultura sustentable tiene además un impacto positivo secundario sobre la calidad de los cultivos.
En efecto, los productos obtenidos bajo esas normas presentan, comprobado científicamente, una mayor concentración de antioxidantes, minerales y vitaminas, además de un mejor sabor, color y aroma. ¿La razón? Al no ser cultivado de forma agresiva, o maltratado con químicos, el suelo conserva intacta toda su riqueza.
Algo similar ocurre con la cría de animales. Lentamente, los supermercados se pueblan de pollos más pequeños y musculosos, señal de que han llevado una activa vida de corral, lejos del horror de encierro y hormonas de las aves de criadero.
Preparar potitos ecológicos, o adquirirlos ya preparados, así como encontrar cereales ecológicos resulta hoy más sencillo. Las comidas envasadas, por años miradas con desconfianza, se vuelven así más amigables. Y pueden convertirse incluso en las mejores aliadas para alimentar de forma saludable a nuestro bebé, aunque el tiempo no sobre.






































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