A menudo el cuerpo contiene demasiadas toxinas (por una mala dieta, por el consumo de tabaco, por estrés, etc). Esto se traduce en cansancio, apatía e incluso depresión.
La alga espirulina, por su alto contenido en clorofila, ayuda a eliminar estas toxinas, mejorando síndromes como la astenia primaveral o las depresiones invernales. Al poco tiempo de consumir esta alga, la persona se siente con más energía, pero no una energía fictícia como cuando tomamos café y nos sentimos más excitados, sino una energía real. Tal es así que las actividades cotidianas que antes se nos hacían una montaña, las llevamos con mucho menos esfuerzo y aún nos queda tirón para disfrutar de los momentos de ocio.
Esto también es debido a la gran cantidad de nutrientes que contiene la espirulina; entre ellos proteínas de alta calidad a razón de un 70%, (por lo cual es la fuente de proteínas vegetales más importante conocida hasta ahora), minerales, vitamina A (que optimiza el estado y funciones de piel, cabello, uñas y ojos), vitamina E (antioxidante) y vitaminas del grupo B (también conocidas como las vitaminas anti-estrés por su efecto positivo en el sistema nervioso). La espirulina además es muy rica en vitamina B12, lo que la hace muy interesante en dietas vegetarianas, puesto que resulta harto complicado encontrar esta vitamina en las proteínas vegetales.
Por si fuera poco, está demostrado que la espirulina es un gran coayudante en dietas de control de peso, puesto que al aportar todos los nutrientes antes mencionados, el cerebro interpreta que el cuerpo está bien alimentado y reduce la sensación de hambre. Además la persona a dieta no sentirá bajones de energía que puedan tentarle a comer más y debido a las vitaminas del grupo B también reducirá el nerviosismo asociado a las dietas de adelgazamiento.
