Ayuso, Almeida del PP y Marín del PSC asfixian y ningunean al colectivo LGTBI
Últimamente no está de moda reconocer y apoyar al colectivo LGTBI en las grandes ciudades. Tanto en Madrid como en la 2ª ciudad de Cataluña L’Hospitalet de Llobregat, sus alcaldes han optado por vetar el símbolo del movimiento LGTBI, que es su bandera arcoíris, bajo la excusa que no es un símbolo que represente a todos y a todas.
Por un lado tenemos a unos dirigentes del PP que insisten en que “no hay homofobia institucional", ha señalado Almeida, quien ha negado polémicas con la celebración del Orgullo, y defiende que el Consistorio respeta la sentencia del Tribunal Supremo que dice que "no puede ondear otra bandera que no sean las oficiales".
La bandera en contra del racismo, el cáncer y hasta la del día del agua tampoco lo son, y esas no tienen ningún problema de ondear en las Plazas de la Comunidad de Madrid aunque no sean oficiales. Así que la ideología sobrepasa la legalidad para los dirigentes del PP. Nada nuevo bajo el Sol.
Caso digno de estudio es la ciudad de Hospitalet del Llobregat, la ciudad más importante de Catalunya después de Barcelona y gobernada por el partido Socialista (PSC).
En este caso, La asociación pro defensa de los derechos del colectivo LGTBI+ de L'Hospitalet de Llobregat ha acusado al consistorio de obligar a una entidad de la ciudad a retirar bandera arcoíris.
Aquí ; la gravedad no radica en poner o no la bandera en dependencias municipales, que sería preocupante como en Madrid, si no que obliga a una entidad de la ciudad a retirar un emblema y alterar las actividades previstas.
Otro debate sería porque la entidad vecinal acepta la coacción y termina por retirar la bandera, pudiendo incurrir el consistorio en algún tipo de falta o delito.
En un comunicado, la entidad asegura que ha denunciado el caso ante la Síndica de Greuges del municipio y que no va a parar hasta que se depuren responsabilidades.
El PSC y el PSOE por su parte, no han afeado estas prácticas, perdiendo una gran oportunidad para diferenciarse de comportamientos similares.
Lo que esta claro, dejando a un lado a los diferentes partidos políticos, es que las ciudades las administran las personas que han sido elegides para eso, y las acciones del día a día ejemplarizan como son y cuál es la ideología intrínseca de cada uno, más allá de la que dicten los principios fundacionales de los partidos a los que dicen representar.
Tanto Isabel Díaz Ayuso, Martínez Almeida como Nuria Marín han demostrado que desprecian unos símbolos que representan a un mundo mejor, sumándose al carro de las personas que no tienen la menor consideración por la lucha, las reivindicaciones y el trabajo del colectivo LGTBI.
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