A pesar de que con el tiempo se obtienen más conocimientos de la vida, de la naturaleza y de las personas que nos rodean, muchas personas en vez de hacer caminos al andar van cerrando las veredas, van poniéndole limites a los proyectos que son para un largo tiempo o para toda la vida.
A mí me gusta siempre imaginarme a Einstein persiguiendo un rayo de luz. Esta es la imagen inicial que tuvo en sus primeros años lo cual lo llevó con el tiempo a descubrir las leyes de la relatividad. Por tanto podemos afirmar que el genial científico fue siempre un poeta y nunca dejó de perseguir este vector solar.
No solamente para ser genio hay que perseverar. Hasta para obtener a la mujer u hombre amado, a quien le vamos a entregar toda nuestra vida, todo nuestro espirito, es necesario tener un poco de paciencia, algo de estoicismo y avanzar hasta en los tiempos difíciles.
Todos tenemos proyectos a corto, mediano y largo plazo. Los de corto plazo son operativos, para resolver problemas de necesidades inmediatas, los de mediano plazo involucran a las perspectivas más elaboradas de nuestra mente y que significan la visualización de un progreso. Los de largo plazo, que no pueden ser muchos, comprometen nuestros sueños de felicidad.
Dejamos lo que son nuestros sueños porque no somos capaces de sobreponernos a las dificultades y obstáculos de la vida, o porque padecemos de rigidez mental. Hagamos lo que hizo Einstein. Primero fue el sueño de alcanzar un rayo de luz, después se dio cuenta que la velocidad máxima alcanzada por el mundo físico era la de ese rayo, después transformó el rayo y la velocidad de en una formula, luego el fenómeno resultante en una teoría. Mas tarde generalizó la teoría para dar lugar a otra.
No todo lo vamos a encontrar hecho, ni fácil, ni de una sola vez. Todo proyecto transcurre por etapas porque es un proceso. Muchas etapas pueden encontrar obstáculos. Mantente hasta el final.