Hay una joya para cada persona y momento igual que hay un vestido, un peina o unos zapatos.
La única forma de saber cuál es el que te pertenece es teniendo una conciencia de ti mismo, de tu cuerpo, de tu forma de moverte y estar en el mundo independientemente de lo que digan las modas.
Las joyas son utensilios externos al cuerpo con una función específica. Dependiendo de la época esta función ha sido muy variada, desde la prehistoria donde se le daba un uso mágico y de protección hasta nuestros días que cumple una función estética vinculada al mundo de la imagen y el diseño.
Sea como sea el modo en que decides llevar una joya, ésta va a decir mucho de ti porque las hay de formas sencillas i discretas, las hay extravagantes, vistosas, artística, de diseños exclusivos o producciones en masa. Hay tantas características que describen una joya como personalidades en el mundo.
Para estar seguro/a de que no compras lo que el vendedor te quiere vender te recomiendo un pequeño ejercicio de visualización en un lugar donde estés tranquilo/a antes de comprar. Visualiza primero tu rostro con tu color de piel como protagonista. Luego añádele tu color y forma de ojos para finalizar visualizando la forma de tu rostro con tu cuello, pues va a ser un factor muy importante para tener en cuenta en el momento de escoger unos pendientes largos o cortos o un collar gargantilla u otro más largo. Date tiempo para saber si quieres una joya para tu vestuario diario para alguna ocasión especial. Muchas veces un vestuario sencillo de un color como el negro, puede ser un escenario mágico para una joya de diseño único.
Comprar una joya es un ejercicio de creatividad. Disfrútalo.