Comprender primero, traducir después

Comprender primero, traducir después

Con la práctica es común que los traductores experimentados adquieran el hábito de literalmente atacar el texto con el que van a trabajar y realizar su labor casi de manera automática, sin detenerse a pensar demasiado las frases cuya interpretación de un idioma a otro parece ser ya demasiado fácil. Nada es más falso que lo anterior.

Lo cierto es que una traducción que en verdad se jacte de ser profesional tiene que tomar muy en cuenta el aspecto de la comprensión absoluta del material que se va a traducir.

Por lo tanto, antes de traducir del español al italiano –o a algún otro idioma- cualquier tipo de texto hay que realizar un primer paso que consiste en una lectura larga y detenida del documento para entender, exactamente, qué es lo que el autor quiere decir entre líneas.

Este proceso de reflexión a menudo puede ser el más tardado  que el quehacer mismo de la traducción. Exige una concentración total, tomar notas, apoyarse en diccionarios y, por supuesto, realizar una investigación para aclarar cualquier concepto que pudiera resultar confuso. Sólo cuando el manuscrito ha quedado perfectamente claro el traductor podrá comenzar su labor de trasladarlo de una lengua a otra.

Pensemos que el simple hecho de leer un texto, hasta cierto punto, nos obliga a traducirlo. Sólo así podemos recordar el verdadero significado del escrito y, a partir de ahí, construir un mapa para guiar la traducción de principio a fin.

Sé el primero en Comentar

Recibir un email cuando alguien contesta a mi comentario