Las casas prefabricadas están de moda, como se aprecia en el boom de las casas prefabricadas de los últimos años. ¿A qué se debe?
Desde que los pioneros en Chicago idearon este sistema constructivo y luego se popularizara (lo mismo en colonos del Oeste como en arquitectos exclusivos y sofisticados), no han parado de crecer. Concluida la I Guerra Mundial se necesitaba construir mucho y rápido, y más de 70000 casas prefabricadas se vendieron solo en América.
El boom de las casas prefabricadas, sobre todo de nuevo tras la Segunda Guerra Mundial (una vez más se necesitaba reconstruir mucho, rápido, bien y barato), fue evidente, sobre todo por el entusiasmo de los soldados que regresaban a casa, pero sufrió una cierta ralentización, incluso sufrió desprecios.
Cuando a partir de los años 80 del siglo pasado la informática y las nuevas técnicas de la modernidad llegan a las casas prefabricadas, permitiendo que los materiales sean duraderos y estén tratados especialmente (la madera, por ejemplo), y la fabricación de sus partes se realice con tecnología punta, supone que ya no solo no serán despreciadas sino que pasarán a ser admiradas.
Y es que es normal que exista un boom de las casas prefabricadas. El sistema, que consiste en realizar las partes en una fábrica bajo estrictos controles de vigilancia para luego transportar las piezas a la parcela de nuestra elección y proceder a su montaje (cual un puzle), rebajan mucho el precio.
En las casas tradicionales el número de obreros, la preparación del terreno para levantar la vivienda “ladrillo a ladrillo”, la contaminación, energía necesaria, operarios, transporte, etc., la hacen mucho más cara. Por eso se escogen hoy las prefabricadas. Mismos o mejores resultados por menor precio y, algo muy importante hoy: suelen ser autosuficientes energéticamente hablando.
