El crédito de tarjeta es una de las formas más modernas de poseer respaldo financiero inmediato y automático para adquirir bienes y servicios, soportar o respaldar la solidez financiera de una empresa o individuo, y convertir el crédito de un individuo en la capacidad del mismo para desenvolverse en la vida económica y en la sociedad actual.
A pesar de su aparente modernidad, el crédito de tarjeta tiene casi 100 años como instrumento de adquisición, como medio económico. No obstante, ha pasado de ser privilegio de pocos, a una distribución masiva en sociedades de clase media poderosa y amplia.
Ahora las tarjetas de crédito, y por tanto, el crédito de tarjetas constituyen instrumentos de pago, de financiamiento, de domiciliación, de respaldo, de identificación ante compañías, ante entidades bancarias y ante proveedores de servicios de todo tipo.
Por supuesto, las tarjetas y el crédito de tarjeta sirven tanto en pago directo como en pago diferido, y aún, como se sabe, el pago diferido puede a su vez financiarse dependiendo de la fortaleza financiera inherente al instrumento expresada en la disponibilidad o límite de crédito de tarjeta.
No hay duda que en esta época, aún con la amenaza de sustitución de las tarjetas por la tecnología inscrita en los teléfonos móviles, el respaldo económico de los individuos se desplaza cada vez más desde el dinero en efectivo hacia el dinero plástico.
Es fundamental tener al menos una tarjeta de crédito, y por tanto, suficiente crédito de tarjeta para gozar de un adecuado colchón monetario con la idea de poder disfrutar de tantos bienes disponibles en el mercado de hoy.