Aunque sigue siendo un ícono, lejos quedaron los días en los que el Enmascarado de Plata era el rey de los cuadriláteros. Hoy, ese título es peleado por la alineación de 50 peleadores de la Triple A. En 1992, después de haber aprendido el oficio en el Consejo Mundial de Lucha Libre, Antonio Peña abrió su propia empresa: Asistencia Asesoría y Administración (o Triple A, para los que gustan de los acrónimos. Sacando el colmillo que afiló durante tantos años, Peña evangelizó a algunos de los peleadores del CMLL y los convenció de irse con él. Poco habría servido tener un ejército de peleadores si no hubiera contado con la ayuda de la televisora más fuerte del país, la que llevó los encuentros de la Triple A a todos los rincones del país y a Estados Unidos a través de eventos de pago por evento. La rivalidad entre la Triple A y el CMLL tiene dos rostros: el público y el privado. El primero tiene que ver con lo espectacular de sus eventos donde, claramente, se pelea para tener el mejor show y ganarse a la audiencia. El segundo está relacionado con la retención de sus estrellas y es que, así como inicialmente algunos luchadores del CMLL se fueron a la Triple A, hoy es al revés. Si algo aprendió el CMLL es que el mercado es dinámico y así como apareció la Triple A en 1992, mañana puede surgir otra liga que opaque el éxito de las dos y, de hecho, ya existe un nuevo enemigo a vencer; un enemigo que ni siquiera es mexicano.
http://www.luchalibrethegame.com/lucha-libre/