Las cartas seccionan los hechos ocurridos y los venideros de tal manera que la persona que consulta puede ver su propia realidad. En las cartas del tarot la mente es la que dirige los acontecimientos a través de las energías derramadas en la sesión esotérica, si la persona habla o actúa con un pensamiento negativo, entonces las cartas actuarán de la misma manera.
Todos los estados anímicos residen en la mente. El tarot y la videncia como no puede ser de otro modo también. Si el consultante se somete a una tirada general debe estar dispuesto a aceptar los hechos que resulten de esa tirada, para dar paso después a decidir por sí mismo aquello que quiera, pero sin duda cuando las cartas hablan la verdadera naturaleza aflora como el aceite sobre el agua.
Para la videncia y el tarot los pensamientos que acompañan en la sesión son las energías más sutiles que se ponen de manifiesto en el órgano de percepción, al servicio del vidente con el único propósito de despejar cuantas dudas se planteen. En las sesiones de videncia el consultor debe estar dispuesto a controlar su mente, para indagar en los asuntos más íntimos del ser humano.
La sabiduría de las cartas del tarot suele ser una guía muy valiosas para utilizarla en sesiones de videncia, dando como resultado la vibración que provocan los acontecimientos que se vayan desvelando y sintiéndolo como un sonido suave y sutil, puesto que como tantas otras cosas de la vida los momentos de plenitud y felicidad, suelen ser los que solemos esperar, aunque cabe destacar que las cartas del tarot o la videncia nos apuntarán cómo y cuándo debemos dar la vuelta a los períodos de inquietud e inseguridad producidos por las experiencias que llevarán al consultante a pasar por momentos difíciles, siendo estos parte del aprendizaje al que debe someterse en esta experiencia llamada Vida.
Berta de la Torre
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