El ecosistema marino es crucial para nuestro planeta, ya que a lo largo de milenios ha sido el origen de la vida. De hecho, nuestra propia existencia se remonta a organismos unicelulares marinos.
El agua marina alberga el elixir de los orígenes de la vida y su consumo nutre nuestro cuerpo de manera excepcional. Es una fuente de recursos minerales que contiene todos los elementos necesarios para nuestro organismo en mayor o menor concentración, siguiendo la tabla periódica.
El consumo de agua de mar va más allá de ser una simple tendencia, ya que existen referencias previas al Cristianismo sobre terapeutas que utilizaban el agua marina como una fuente curativa para diversas enfermedades. Incluso Eurípides, en su tiempo, difundió los beneficios de beber agua de mar al afirmar: "El agua de mar cura todos los males del hombre".
A finales del siglo XIX, René Quinton, un investigador francés, descubrió que la composición del agua de mar es muy similar al medio en el que nuestras células se desarrollan, es decir, al plasma sanguíneo. Quinton desarrolló una teoría científica sobre la terapia marina, en la que sostiene que las enfermedades son en realidad una intoxicación del medio interno a nivel celular. Para que las células funcionen correctamente, es necesario un medio interno equilibrado para evitar el deterioro de los órganos. Y ese medio interno, comparable con el agua de mar, es análogo al plasma.
Basándose en esta teoría, entre 1910 y 1950, Quinton y el Dr. Jarricot fundaron los "Dispensarios marinos", centros donde se utilizaba agua de mar para tratar diversas enfermedades. Corriente que hoy continua en Uruguay, por ejemplo, de la mano de AguaPrana.com y otros pequeños emprendimientos de terapias alternativas.
El agua de mar desintoxica, oxigena, alcaliniza y nutre nuestro organismo. Considerando que las enfermedades se desarrollan en entornos ácidos, es fácil entender que el agua de mar, con propiedades alcalinas, actúa como alcalinizador para prevenir enfermedades.
En resumen, beber agua de mar desintoxica, oxigena, alcaliniza, nutre y restaura nuestro organismo. Entre los beneficios más destacados se encuentran:
- Facilita la digestión, evitando pesadez estomacal.
- Mejora la absorción de nutrientes a través del tracto intestinal.
- Elimina el exceso de acidez en las células del cuerpo.
- Regula la presión arterial (cuando se mezcla con agua dulce).
- Favorece la regeneración celular.
- Limpia los pulmones de mucosidad.
- Ayuda a combatir resfriados y congestión.
- Fortalece los huesos (la deficiencia de sal o el consumo de sal refinada son causas principales de la osteoporosis).
- Regula el sueño.