El estrés puede definirse como una amenaza al equilibrio de homeostasis de nuestro cuerpo.
El estrés agudo se desencadena por una amenaza inmediata para la salud o la vida de la persona, actuando fundamentalmente el sistema nervioso autónomo para preparar al individuo para la lucha o huída.
El estrés crónico se refiere a la acumulación de episodios de estrés, reiterados a lo largo del tiempo, pudiendo traer diversas enfermedades. Por ejemplo, una situación laboral o socioeconómica desfavorable.
Ante situaciones de miedo o temor, o dolor intenso, se activa el hipotálamo, produciendo una reacción en el cuerpo llamada respuesta de alarma. Durante esta respuesta, se estimula la médula suprarrenal, haciendo que se libere adrenalina y noradrenalina. Los efectos de estas dos hormonas provocan:
· Aumento de la frecuencia cardíaca y presión arterial
· & nbsp; Aumento del flujo sanguíneo, principalmente en músculo, cerebro y corazón, a la vez que disminuye la cantidad destinada a órganos que no se necesitan para una actividad motora rápida. Ej. Riñón e intestino.
· &nb sp; Aumento del metabolismo celular por todo el cuerpo
· &nb sp; Disminución de las conductas apetitiva y sexual
· &nb sp; Broncodilatacion
· ; Midriasis (dilatación pupilar)
Durante el estrés crónico se provoca un aumento de la secreción de cortisol. Las altas concentraciones de esta hormona provocan respuestas en el cuerpo, pudiendo llevar a la aparición de diversas enfermedades.
A nivel del aparato cardiovascular, el aumento de la frecuencia cardiaca y volumen sistólico, sumado al aumento de la resistencia periférica total, pueden traer como consecuencia, con el tiempo hipertensión.
A nivel del aparato digestivo, la disminución del peristaltismo, sumado al aumento en la tonicidad de esfínteres, pueden llevar a la constipación.
En el eje reproductivo, se pueden presentar alteraciones en la espermatogénesis y ciclo menstrual, pudiendo ocasionar alteraciones sexuales y reproductivas.
El cortisol, es un potente depresor de la respuesta inmunitaria.
Los glucocorticoides disminuyen la absorción intestinal y la reabsorción renal de calcio, lo cual tiende a reducir sus niveles en el plasma, pudiendo ocasionar osteólisis.
A nivel metabólico, se produce un aumento de la glicemia, aumento de ácidos grasos libres y colesterol.
