Gestión del Estrés y Respiración

Gestión del Estrés y Respiración

Combatir el estrés efectivamente cuando sentimos que nos empieza a ”pasar factura” significa, lo primero de todo, saber como modificar a voluntad la manera de respirar. La respiración es, de entre  todas nuestras funciones orgánicas vitales, la única función fisiológica vital que, ademas de responder al control del SNA (Sistema Nervioso Autonomo), puede ser paralelamente dirigida por el SNC (Sistema Nervioso Central). Por tanto, la respiración funciona efectivamente como un vínculo entre la función nerviosa involuntaria y la actividad nerviosa voluntaria. La función respiratoria, gracias a su poder para variar el balance de la actividad simpática y parasimpática de nuestro  SNA, viene a convertirse en  una excelente solución  con vistas a incrementar nuestra competencia de gestión del estrés, siendo una técnica accesible a cualquier persona en cualquier circunstancia.

Mejora tu Gestión del Estrés gracias a la Respiración

Observemos: ¿que cambia en el  organismo siempre que estamos respirando de forma inapropiada?.Todo empieza con la cantidad de tensión muscular presente en el diafragma, músculo  que se encuentra  por debajo de los pulmones: siempre que el diafragma está bajo los efectos de la tensión, éste desplaza los pulmones en dirección ascendente, generando una reducción  del volumen de aire que estos pueden emplear a lo largo de cada ciclo de inhalacion-exhalacion. Cuanto más tenso está el diafragma , mayor es el grado de opresión en los pulmones, generando una respiración más agitada. Este tipo de respiración, no sólo es más acelerada, provoca contraer un buen número de músculos, meramente para respirar, lo que conlleva grados más elevados de tensión en los músculos y gasto  de reservas energéticas. Adicionalmente, con solo unos meros segundos de exhibir este tipo de respiración, la respuesta cardíaca comienza a hacerse más rápida, la presión arterial se eleva y se provoca más desgaste metabólico. En conjunto,  dichas señales invitan al cerebro para  entrar  en  modo “pelea o huida”,  lo que no resulta  una brillante idea para controlar el estrés.

La Gestión del Estrés comienza en la Respiración

Ya conocemos lo que  viene acto seguido: hemos puesto en marcha  el proceso de generación del estrés. Por lo tanto, un ingrediente  básico de un programa de entrenamiento en gestión del estrés, es aprender a ejercitar una respiración abdominal consciente, logrando reducir la tensión del diafragma y ejercitando la respiración abdominal, logrando utilizar toda nuestra capacidad pulmonar, lo cual permitirá que la respiración se haga más suave; una respiración sin tensión muscular en la parte superior del tórax y que no acelerará nuestra respuesta cardíaca ni elevará la presión arterial. Si logramos esto, nuestra  mente podra mantenerse en calma. De esta forma habríamos logrado cortar el círculo vicioso del estrés. Saber como respirar correctamente puede convertirse en una de las competencias más críticas de tu vida para mantener tu salud y aprender a prevenir el estrés en cualquier circunstancia.

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