Esta narrativa escrita de manera atemporal relata cómo socialmente destruimos el sentido y la dignidad humana por no aceptar diferencias insignificantes.
Lo que implica lidiar con pensamientos suicidas y/o sociópatas por el hecho de pertenecer a familias disfuncionales; que invalidan algunos derechos fundamentales por mantener una postura irracional ante temas como la Libertad de culto y la orientación sexual.
El toparnos con profesionales de la Salud Mental con una ética cuestionable, que prefieren medicar antes que ayudar a sus pacientes a hallar la raíz del problema.
Además de pertenecer a una sociedad con una cultura carente de empatía, donde la mayoría juzgan y señalan sin medir el impacto que pueden tener sus “críticas” destructivas.
Actualmente se promueve mucho la Salud Mental, pero sino se contextualiza con la influencia de la sociedad en general y el aporte que se debe brindar de manera cultural, las probabilidades de llegar a ambos extremos son muy altas.
¿Silene estará siendo coaccionada por su propio subconciente?
O, ¿su personalidad sigilosamente puede provocar una revolución social que pueda conducir a un gran dilema psicológico, sociológico, ontológico, incluso todos a la vez?
¿Qué pasará si dichos cuestionamientos se plantean en una niña que aún no posee la habilidad mental para manejar dichos problemas?
¿Podemos nacer en la época equivocada?
¿Los problemas de salud mental será la pandemia del futuro?
¿Podemos combatirla?
¿Supera la inteligencia humana?
¿Necesitaremos los recursos de la inteligencia artificial?
¿Los gobiernos le darán la relevancia que requiere?
¿Qué pasará con los países marginados?
¿Marcar la diferencia imponiéndonos a quienes intenten persuadir en nuestra identidad?
¿Fluir como la corriente de un río para evitar un malestar social?
Ok, basta de preguntas.
De igual modo no responderé a ninguna.