Antes de viajar por el país como predicador itinerante, Jesús había practicado el judaísmo. Asistía regularmente a la sinagoga y estaba familiarizado con la ley judía. Al principio, sus seguidores eran casi todos judíos. Hay muchas pruebas de que Jesús aceptó las costumbres judías, pero lo hizo de forma menos dogmática de lo que era tradicional en el judaísmo. Esto fue acogido con especial beneplácito por los judíos no observantes.
Así,&nb sp;la esencia de la fe cristiana se deriva del judaísmo. Así, cristianos y judíos comparten una serie de creencias. Ambas religiones creen en el mismo Dios, sólo que en el cristianismo es trino, manifestándose como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El hecho de que el Antiguo Testamento sea la Sagrada Escritura en el cristianismo y el Antiguo Testamento sea la Sagrada Escritura en el judaísmo también demuestra el íntimo vínculo, aunque los judíos hacen menos interpretaciones que los cristianos. Por último, tanto los judíos como los cristianos creen en la reencarnación y en una vida mejor después de la muerte.
La Torá está dividida en cinco libros.
El Antiguo y el Nuevo Testamento
La Biblia es el elemento central del cristianismo. Se divide en el Antiguo y el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento se compone de los Hechos de los Apóstoles y los cuatro Evangelios (que en griego significa "buena noticia"), que detallan la trayectoria y los milagros de Jesús.
El Antiguo Testamento contiene las escrituras religiosas del antiguo judaísmo. Además, allí se encuentran los Diez Mandamientos, destinados a guiar a los creyentes en la vida cristiana. Junto con el amor y la compasión, incluyen la abstención de la violencia y las posesiones financieras.
La llamada Trinidad es un elemento distintivo del cristianismo. Aunque el cristianismo, al igual que el judaísmo y el islam, cree en un solo Dios, éste se manifiesta de tres maneras: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Los cristianos han sido perseguidos durante mucho tiempo.
Para los ocupantes romanos, la nueva religión era aterradora. Por ejemplo, los cristianos no celebraban fiestas de sacrificio en público, sino que se reunían en sus casas para realizar devociones y cultos. Fueron rápidamente condenados como un culto tímido culpable de alta traición por no adorar al emperador romano como su dios.
Cuando los romanos se dieron cuenta de que Jesús estaba embelesando a un número cada vez mayor de personas, temieron por su propio poder. Para ellos, el predicador era una fuente de contención que suponía una amenaza para la seguridad interna. Así, Jesús fue juzgado y finalmente ejecutado, muy probablemente en el año 30 de nuestro período. Soportó una muerte tortuosa en la crucifixión, al igual que un gran número de sus discípulos en los años siguientes.
Tras la muerte de Jesús, los cristianos se vieron obligados a permanecer ocultos. A menudo se reunían en cámaras secretas proporcionadas por los feligreses más ricos a cambio de sus servicios.
Las congregaciones fueron inicialmente modestas en los primeros años del cristianismo. El cargo de obispo se estableció en el siglo II. Se ocupaba de una sola parroquia a la vez. Mientras tanto, la persecución continuaba, y en el año 233 se produjo un nuevo y duro clímax: Los cristianos ya no eran atormentados en lugares aislados, como antes, sino en todo el Imperio Romano.
Los romanos se mostraron muy vehementes ante el rechazo de sus dioses. Pues, como creían los antiguos, de ellos dependía el bienestar del Estado. Los cristianos fueron perseguidos hasta el año 313, cuando el emperador Constantino promulgó un edicto de tolerancia. En el 380, el cristianismo se convirtió en la religión del Estado.
