Venezuela, el país que según los expertos posee las reservas de petróleo más grandes del mundo y que en los últimos 12 años ha manejado los ingresos en divisas más altos que administración estatal domestica haya conocido, se encuentre sumida en una profunda crisis sin perspectivas de mejoras significativas en el corto plazo: inflación, escasez de productos esenciales, paralización del mercado cambiario, empresas produciendo al 50% de su capacidad, salario mínimo insuficiente, Reservas, disminución de las importaciones, de las cuales dependemos en un 70 %, por escasez de divisas.
¿Cómo llegamos a esto? Una mala gestión gubernamental, en donde no terminan por definirse los roles del estado en materia económica política fiscal divorciadas de la política monetaria, un gobierno que atiende las necesidades de la gente con programas sociales populistas, terminan siendo pañitos de agua tibia a una crisis que cada día se profundiza. Mientras la indolencia del estado no les permita mirar más allá de sus narices y emprender una verdadera reactivación del aparato productivo sin egoísmo con la incorporación de todos en igualdad de condiciones y oportunidades, jamás vamos a encontrar una luz en el túnel.
La gran interrogante es tiene el Gobierno la fuerza interna para la reingeniería económica y dejar que los actores económicos cumplan con la función económica que les es atinente y el solo se limite a garantizar la estabilidad y gobernabilidad de un país de todos y para todos.
