Para percibir el aroma exacto de la bebida, es recomendable llevar a cabo la prueba antes y después de la usual agitación. Antes de la agitación, las moléculas del olor difieren en su volatilidad, es decir, en su habilidad de escapar del líquido y evaporarse. El aroma más ligero, emerge naturalmente de la superficie del vino, cuando la bebida está en completa calma, sin agitación alguna. Se necesita de oler el vino en este estado, para así no dispersar las moléculas con los aromas más delicados y transitorios.
Por otro lado, las moléculas más pesadas necesitan movimiento, y por tal razón, es necesaria la agitación de la bebida. Realizar un buen movimiento circular, pequeño, contrario a las manecillas del reloj en caso de que se haga con la mano derecha y viceversa si se hace con la izquierda, será suficiente para que el vino suba a la superficie de la copa, creando una expansión en el líquido, en donde las moléculas del aroma pueden evaporarse más fácilmente.
Si te concentras para identificar los aromas, encontrarás que es mucho más intenso entre los primeros 3 y 8 segundos de la agitación. Esto es sin duda, una diferente manera de disfrutar de la bebida y de conocer otra de las muchas maravillas que los vinos tienen para ti.
A. Verástegui
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