Fuimos hechos por el Creador para percibir la realidad dividida en dos partes: yo, y lo que está fuera de mi. Si nuestra percepción fuera solo interna no seríamos capaces de sobreponernos a nuestros Egos y encaminarnos hacia la cualidad de amor y otrogamiento.
Aqui tenemos un ejemplo: Cada uno de nosotros tiene cierta cantidad de tendencias centradas en si mismo como deseos por dominar u orgullo. Cuando nos examinamos, no lo notamos realmente pero cuando vemos a otros con ese deseo de dominar o presumir mayormente nos molesta.
Pero resulta que hemos sido creados con sentimientos adversos como antipatía, fastidio y muchas veces odio y repulsión hacia los demás para que nos permita no ser parcial, y para definir nuestra actitud hacia estas tendencias, de manera sabia y crítica como si fueramos un estricto y perceptivo juez. Nuestro ego nos ayuda a examinar la maldad que nos corroe y que se presenta ante nosotros en el otro.
Nuestra percepción externa nos abre los ojos y nos permite detectar las cosas erróneas. Después de todo nos damos cuenta que en verdad, todo está dentro de nosotros. De acuerdo a la Cabalá sabiduría y método que estudia la estructura de los mundos superiores, la creación del universo se debió a la restricción de la Luz y la aparición de la vasija (nosotros). Y en la vasija hay muchos deseos, estos se dividieron en dos partes: vasijas internas conocidas como: “raíces,” “alma,” y “cuerpo,” y vasijas externas como: “ropa,” y “palacio.”
¿Que significa esto? Que percibo mis vasijas internas como “yo,” por lo tanto me preocupo por ellas. Y las vasijas externas son extrañas, son los demás, no son mías. Las vasijas internas y externas se contradicen una a la otra, entonces mientras más amo mis vasijas internas, mas odio mis vasijas externas. Las considero ajenas a mi. Siempre estamos evaluando la situación entre mi persona y el resto del mundo y esto es lo que trae la separación.
