Menos aún, si hablamos de una indiscutible presencia internacional. Solo estos dos argumentos bastarían para explicar por qué nos hacemos eco del 80 aniversario de Lancôme, probablemente la firma cosmética francesa por excelencia.
Lancôme ha andado un largo camino desde que Armand Petitjean la crease en 1935. Pero, si hay algo que ha caracterizado todo su recorrido es la identificación de esta marca con la elegancia y la belleza, como dos elementos indisolublemente ligados. Esa fue, sin duda, la idea que tenía en mente Petitjean cuando apostó por una propuesta que se convirtiese en referente francés en cualquier rincón del mundo.
Para entender bien el éxito de Lancôme es imprescindible conocer a su creador. Un hombre que atesoraba una amplia experiencia como importador de productos cosméticos en la zona de Latinoamérica. Y eso, en unos años en los que el gran monopolio en este sector, incluida el área de los perfumes, estaba en manos de los norteamericanos.
En este contexto, Armand plantea su “rebelión” con el objetivo de que el reconocido “chic” que siempre ha caracterizado a las francesas pueda ser compartido por todas las mujeres del planeta. Sus acompañantes en este reto fueron nombres como Pierre Velon (químico), los hermanos D’Ornano (iniciadores de las dinastías que han generado firmas como Orlane o
Sisley) o George Delhomme quien se ocupó de las primeras campañas publicitarias de Lancôme desde su puesto de director artístico.
