La meditación nos libera de los pensamientos que construímos para lograr una identidad frente a los demás. Meditar es aceptar lo que somos sin la presión de hacer comparaciones con el mundo y las personas que nos rodean. Nos dejamos llevar sin los pensamientos del pasado ni del futuro, dejamos la mente en blanco y limpia para actuar correctamente frente a las decisiones que nos toquen tomar.
De nada nos sirve practicarla por momentos y llegar a un estado real de relajación durante la práctica para luego perderla frente a situaciones cotidianas, pues nos llevaría de regreso al principio donde la paz se hace imposible.
Puede olvidarse de todo lo aprendido durante su vida e intentar por unos momentos vivir de esta manera, aceptando lo que sucede sin juicios, sin lugar a pensamientos que le castigan por no obedecer al modelo de persona que usted idealizó.
No tema que vaya a desordenar su vida por no pensar según su experiencia, unos momentos para intentarlo no serán suficientes para derrumbar lo que usted es y tanto defiende; si se siente perdido por dejar de lado su razón puede volver cuando lo desee. No pierde nada por olvidarse de todo un instante para intentar tener la experiencia de sentirse libre y vacío.
Practique meditación sin preocuparse si lo hace bien o mal, la meditación misma le guiará gracias a su convicción de querer liberarse de la responsabilidad de tener que elegir lo correcto.