Mi cama esta hecha de pesadillas de cosas que nunca sucedieron y que me persiguen , que se repiten.
Mi cama esta hecha de besos que nunca me diste, de ganas de emocionarme y romper a llorar aunque sea de tristeza, pero que se parta algo dentro de mi en mitad de la noche.
Mi cama esta hecha de recuerdos de los que vivo cuando no hay nada que me de abrigo, de enredos de suspiros donde las miradas tienen ganas y se pierden por el techo de escayola, que cruelmente decide ser cada noche el mismo.
Mi cama me atrapa y no me deja escapar entre sus muelles, ahogada en esa almohada que asienta mi cabecita, esa que nunca duerme, y entre los dos, ella y el colchón, me arrancan arrullos de niña perdida en mitad de un recreo de castigo.
Mi cama tiene debajo un agujero negro que se traga de una todos mis caminos, tiene un monstruo terrible hecho de miedos y el fantasma de las cosas que se quedaron a medias y que no se quieren marchar de mis domingos.
Pero en mitad de esa cama inmensa de desiertos, dime quien me arropa en las noches que nos e terminan, quien me cantará la nana que anuncie la mañana, quien me acurrucará en su espalda al abrigo de un calor que me tape la soledad de los abismos del silencio. Y no suena nada, y todo es un tremendo vacio... no oigo ni los sollozos, ni las respiraciones pausadas.... Y todo es profunda oscuridad, ya no existen los colores, ni las formas... En mitad de todo ese mundo subterraneo, dime niño, donde quedo yo entre los sueños perdidos.
Aurora Muñoz Lara, 13 de Noviembre del 2005, escrito a las 14:02
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