Hoy, voy a hablar de dos términos que a menudo van unidos. El primero es un extranjerismo muy útil para definir una actitud concreta, y es el de “fangirl”; y ojo, que también lo tenemos en su vertiente masculina: “fanboy”. El segundo -dado que los anteriores yo los cuento como uno, claro está- es el de “franquicia”. Escuchamos esa palabra en muchos ámbitos; uno de ellos el de la restauración, puesto que McDonald's o Foster's Hollywood son claras franquicias, puesto que hay numerosos restaurantes de la cadena en todo el mundo. Sin embargo, una fangirl y un fanboy saben que también existe otro tipo de franquicias: las de las series de televisión, las de las películas o las de los videojuegos. Ejemplo de una franquicia por todos conocida: la inmortal Star Trek. En su haber tiene un sinfín de series de televisión distintas, más de diez películas y numerosos videojuegos.
Esto nos lleva a hacernos una pregunta: ¿qué hacen un fangirl o una fanboy cuando necesitan recopilar todo el material que existe de su franquicia favorita? Si pueden, y si son buenos fans, comprarán todo lo que puedan, eso está claro; pero no se puede tener todo pagando dinero, en gran medida porque hay productos muy antiguos que ya están descatalogados. En esos casos, no queda otra: hay que recurrir a las descargas. Estamos muy habituados a descargar música y también a descargar vídeos, que es lo que nos ocupa en específico; al menos si no tenemos en cuenta a los fans que también se agencian las bandas sonoras de sus series o películas favoritas. El caso es que a lo que ya no estamos tan acostumbrados es a contar con dispositivos que nos permitan conservar todos esos archivos sin que el ordenador explote por sobrecarga.
Y a eso es a lo que yo quería llegar. En concreto, a OneDrive, a Privadocs y a todas aquellas utilidades de almacenamiento en la nube que tan poco conocidas son a día de hoy, aunque cada vez lo sean más. De todo eso, por cierto, tienen más información en su web.