"Después de una gran victoria, es momento de celebración, de reconocer el mérito (propio y ajeno), y de saborear el triunfo. También llega la hora de hacer balance, para identificar los puntos fuertes que nos han colocado en la meta, y también aquellas debilidades que estuvieron a punto de arrebatárnosla. La fortaleza de la selección española de fútbol se volvió poderosa e ilimitada en el momento en que dejaron de tener miedo a perder. Eso aumentó la confianza en sí mismos y en su juego como equipo. Reconocerse un pequeño logro es reconocerse la capacidad de alcanzar logros más grandes. Si ganas un partido puedes ganar los demás. No fue determinante perder el primer partido, tampoco fue suficiente ganar los siguientes. Lo que marcó la diferencia fue la actitud ganadora y la integridad del equipo español.
Llegar a ser lo mejor que puedes ser, ese fue su lema. Y lo consiguieron a pesar de la presión de los contrincantes, a pesar de las circunstancias externas, y a pesar de las barreras internas que toda persona tiene. Alcanzaron la cima porque tuvieron una visión, porque se sintieron capaces de lograrlo, porque sacaron lo mejor de sí mismos, y porque gestionaron de forma correcta sus emociones. En un equipo tan cohesionado es fácil dejarse contagiar por sentimientos dañinos, como la inseguridad o la impotencia, provocados por emociones destructivas como la rabia o la angustia. Sin embargo, la roja ha sabido mantener la serenidad y alimentar su auto motivación en busca de un sueño colectivo. Y se ha hecho realidad. Y ha sido gracias al entusiasmo y la pasión con la que cada jugador ha enfrentado cada reto de este mundial histórico. Y eso es una gran lección que cada cual sabrá cómo aplicar en su propia vida. Porque si nuestro equipo puede ganar un mundial, cada uno de nosotros podemos alcanzar nuestro objetivo personal y profesional. Una vez más el deporte español es ejemplo de esfuerzo, compromiso, valores y éxito."
Coach Emma García
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