El PP ha lanzado la última idea encaminada a reducir el paro. No es una medida económica ni me refiero a la reforma laboral. Se trata de provocar un cambio de mentalidad. No hablo de unir las festividades ni de acortar las pausas para el café de los cargos públicos.
Esta idea se dirige a sacar a la gente de la espiral de no hacer nada porque no hay trabajo que encontrar. Muchas veces hablamos de la desgracia de no tener trabajo pero a muchos les viene muy bien. Hablo del grupo de personas que vive con sus padres y recibir la paga del paro es el aporte que necesitan para alargar los fines de semana.
Dentro de poco todos aquellos que quieran cobrar el subsidio por desempleo deberán realizar trabajos sociales. No se trata de equiparar parados con delincuentes. Se trata de no fomentar la vagueza y la espiral de desmotivación. Al mismo tiempo, realizar tareas útiles para la comunidad evita aumentar la partida de gastos y así reducir los recortes.
Se puede pensar que esta es una manera de explotación y coacción a la hora de recibir una prestación legítima y constitucional. Lo que hay que pensar es que la época de los derechos sin deberes se ha terminado. Todo el mundo se pasa el día pensando en lo que tiene que recibir en lugar de ponerse manos a la obra.
Como ventaja para los afectados por esta medida se puede encontrar el enriquecimiento profesional que se puede adquirir. Además de esto el hecho de salir de casa, conocer gente y realizar labores relacionadas con el propio ámbito profesional puede ser un buen estímulo para conseguir un trabajo remunerado en el futuro.
Se acabaron las medidas que gustan a todos y no sirven para nada. Las palabras vacías, el talante y el despilfarro. Quien quiera peces que se moje el culo.